Por mucho que quieras algo, hay dos opciones, seguir igual o que las cosas cambien. Todo es cosa de dos. O cosa de algo más fuerte que nosotros, que nos aparta y nos une. Llámalo destino, Dios o mejor llámalo X. Ante ello no podemos hacer nada. Estoy harta de no poder ser dueña de mi propio yo. De estar a espensas de algo que ni siquiera sé si existe. De no poder cambiarlo, del hecho de estar predestinados.
¿Porqué el nunca puede estar equivocado? ¿Qué le hace creer que eso es lo mejor para nosotros? Quizás se equivoque, pero nunca lo sabremos. Porque no existen las opciones, porque son lentejas o las comes o las dejas. Es eso o no es nada. Intenté cambiarlo, darle la vuelta a la tortilla, pero es imposible. Como un muelle que se estira, cuando dejas de aplicar la fuerza todo vuelve a ser como antes.
NO GANO PARA DISGUSTOS.
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