Conocerás mis puntos cardinales.


martes, 19 de abril de 2011

María era pequeña, una niña de ojos almendrados y piel pálida, como la nieve que cae sobre los tejados. Poco a poco se fue haciendo mayor, comenzó a vestirse solita, a leer cuentos de brujas gastando el tiempo que debería haber ocupado en largas siestas. Ella no quería dormir, prefería alejarse, adentrarse y evadirse en aquellos mundos de hechizos, ranas y cuervos feos y negros.
Pero ahora todo quedó tan lejos, ya no le sirven los libros, por mucho que los devore en pocas horas. Ahora la cruda realidad, le impide alejarse, como atada de una soga al cuello, sueña con desatarse, correr, huir y olvidarse. Estar sola, sin hacer nada e incluso echar una cabezadita.

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