Filosofía, las diez de la mañana. Santo Tomás de Aquino, llegado un momento en el que las vías de la existencia de Dios no eran de mi entretenimiento. He comenzado a pensar, me he dado cuenta, de que siempre había defendido miles de principios de los cuales ahora me he negado a aceptar.
Siempre, apoye la supremacía de los sentimientos frente a la razón, por ejemplo. Pero he de reconocer, que ahora mismo me niego a querer hacer aquello que deseo. La razón, cobra especial relevancia.
Pienso, que por muchas ganas que tenga de hacer algo, no puedo. Por mí, por mi autocontrol, ese que intento demostrar al hacerme la mujer de hielo. Me da igual lo que me digas, o lo que hagas. Que me regales la oreja no servirá. Si no estoy segura de que merecerá la pena. Necesito hechos, grandes detalles.
Una vez, quizás pueda ser tonta, de hecho lo fui, pero dos, dos no. No soy tonta, y te pillo.
Sólo cuando razón y sentimientos lleguen a un acuerdo, se empatén actuaré.
Mientras tanto pideté otro juguete para Reyes.