Vete en un cohete.
Piensas que aquel juguete que tu misma habías roto, estaba en plena reparación. Pensabas que nada podía ir mal, ya estabas tan cerca... que un simple empujoncito te hubiera sobrado para alcanzarlo. Y entonces te das cuenta de que te equivocabas, de repente inesperadamente el ritmo ha cambiado y se te han adelantado. Como siempre vuelves a ser la cuarta, la que se queda con la miel en los labios.
Falsas simpatías, como siempre todo es falso.
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