Que el viento te arrastre, despacito, con cariñitos, pero que te arrastre, jugando, haciendo malabares, que el pelo choque contra tu cara, y dejar de pensar, olvidarte de todo, allí lejos, en un lugar donde no existen mentiras y saber que arriesgas sobre seguro.

Asomaba a sus ojos una lágrima
y a mi labio una frase de perdón;
habló el orgullo y se enjugó su llanto,
y la frase en mis labios expiró.
yo voy por un camino; ella, por otro;
pero al pensar en nuestro mutuo amor,
yo digo aún, ¿por qué callé aquel día?,
y ella dirá, ¿por qué no lloré yo?
(Gustavo Adolfo Bécquer)

O abrelá.

No hay nada peor que sentirse el segundo plato, que da igual lo que hagas o lo que digas, porque siempre habrá otra. No hace falta hablar, ni que diga nada, eso se ve se nota. Pretendo engañarme con algo tan obvio, hacerme la tonta como si no pasara nada. Como si fuesen cosas mías. Pero me confundo, me equivocó, meto la pata, como siempre. Y como siempre también la única que sale perdiendo con todo esto soy yo.

Y cuando ya lo he olvidado, cuando ya no me acuerdo cuando te veo, vuelves. Vuelvo, como una idiota, te creo y me volverás a hacer lo mismo. Por mucho que me engañe, se que esto no cambiará, que caminamos en círculos, sin encontrar la salida siempre por el mismo camino.

Quizás si pusieses mas de tu parte...quien sabe. Y es que ya ni se si es mejor arrepentirme de algo que he hecho de algo que me ha gustado hacer, aunque me equivoque. Que quedarme con las ganas y con la incertidumbre de lo que hubiera pasado, de si hubiera funcionado...